miércoles, 19 de junio de 2013

Clausura de la X edición del seminario


Aprovechamos para agradecer la asistencia y tan activa participación de todas y todos en las conferencias organizadas en esta décima edición del Seminario de teoría crítica, curso 2012-2013.

Pasando el verano, durante el próximo mes de septiembre estaremos publicando el calendario de la XI edición del Seminario, curso 2013-2014, para reanudar las ponencias.

De cualquier manera permaneceremos presentes por medio de este espacio, publicando artículos de interés, entrevistas y eventos relacionados para continuar la discusión y seguir difundiendo cuestiones relativas a la materia.

jueves, 6 de junio de 2013

María Eugenia Rodríguez Palop - La ética de las mujeres. La deconstrucción del paradigma clásico de los derechos humanos



En la anterior sesión del seminario, a través de la ponencia de la Dra. María Eugenia Rodríguez Palop, se expusieron distintos planteamientos tendientes a defender que las mujeres, debido a que han sido educadas y socializadas de determinadas maneras, mantienen un cierto punto de vista ético para resolver conflictos morales.

Dicha postura, al ser sostenida desde la perspectiva ética de las mujeres y no siendo propiamente creada por ellas, pudiendo así ser adoptada por cualquier ser racional que lo desee, se distancia del dualismo rígido y reaccionario entre ambos sexos, absteniéndose de creer en el condicionamiento por razones biológicas. En ese sentido, la expositora aseveró que por sustentarse en un modelo de justicia y de derechos humanos más asumible, el específico punto de vista ético que las mujeres han venido manteniendo, es racional y moralmente más respetable que la visión hegemónica y dominante, la cual termina por resultar insuficiente y masculinizante

La Dra. Rodríguez Palop, trazando sus postulados desde el feminismo cultural, que se apoya en el feminismo de la diferencia, afirma (aunque haciendo énfasis en renunciar a una visión estrechamente dualista) que por el modo en como ha sido socializada la mujer, esta a diferencia de los hombres, tiene diferentes actitudes frente a los dilemas morales. Así para las personas de sexo femenino, el pensamiento de los derechos, basados sobretodo en la idea del subjetivismo moral, es decir concibiéndolos bajo un esquema clásico, resulta conflictivo y por lo tanto necesita conciliar la ética de los derechos con la ética de la responsabilidad, que en el ámbito del feminismo cultural es lo que se ha denominado como ética del cuidado. Esta ética se caracterizaría por tres elementos:
  • Encontrarse sustentada en relaciones de interdependencia, así como en una racionalidad comunicativa.
  • Exigir pasar de la justicia como ventaja mutua a una justicia como imparcialidad dialógica, implicando el debate y el diálogo sobre los determinados modelos de justicia y,
  • Superar la noción de los derechos como triunfos para adoptar una concepción relacional de los mismos.
Asumiendo dichos presupuestos, el punto de vista que representa a las mujeres resulta mayormente racional en cuanto los derechos son más adaptables y equitativos a la solución de problemas concretos. De modo que la propuesta desde la presente postura se enfoca en la feminización de los procesos de socialización y las instituciones, alejándose así del feminismo liberal, cuyo planteamiento radica más bien en la masculinización del punto de vista femenino.

A partir de esas ideas, la expositora desarrolló los principales planteamientos tanto de Betty Friedan (The Feminine Mystique - 1963) como Carol Gilligan (In a Different Voice - 1982) resaltando que a pesar de que ambas fueron feministas, psicólogas sociales, e intentaron responder a las mismas problemáticas sobre los dilemas morales que afrontan las mujeres, lo contrastante de sus posturas pone de relieve la manera en que distintas respuestas que el movimiento feminista ha dado a los conflictos morales, no han sido siempre las mismas.

Y es que mientras el feminismo liberal de Friedan propone como solución la adopción de roles hegemónicos, aunado a la pretensión de serle funcional al sistema, para así lograr liberar a la mujer del conflicto que le implica la mística de la feminidad; muy distinta es la perspectiva de Gilligan al respecto pues al afirmar que el aprendizaje moral de las mujeres se forma por continuidad, y al verse involucrada la diferente concepción que tiene la mujer sobre la experiencia del poder (el cual desempeña fundamentalmente en el ámbito privado), la autora en cuestión, no piensa que la mujer debe quedarse encerrada en la ética de la responsabilidad y no saltar a la ética de los derechos, sino que la mujer madura precisamente cuando consigue conciliar ese par de éticas.

Después, enunciando de manera puntal cómo al entender los derechos en un sentido clásico, la expositora enunció distintos presupuestos que ponen de manifiesto la forma en que hombres y mujeres afrontan de forma distinta los dilemas morales, significando que el pensamiento de la reivindicación individualista para la mujer es conflictivo, al no encontrarse socializada inicialmente para asumir de manera pacífica dicho proceso.

La invitación, planteada desde una ética de la responsabilidad, a la interdependencia y la racionalidad comunicativa, donde tanto la moral como el fruto de la experiencia personal sean los fundamentos en un proceso de debate y deliberación; el entendimiento de la justicia de modo imparcial, actuando dentro de un racionamiento basado en el valor del bien y apoyando en la argumentación; así como el planteamiento de visualizar a los derechos como fuente para el diálogo; propugna por concebir a la mujer como un elemento valioso, que puede llegar a protagonizar esa vinculación entre las distintas éticas involucradas.

Para facilitar ese tránsito conciliador donde se contemple a la política como deliberación y consenso, para generar una teoría relacional de los derechos desarrollada a la par de un entendimiento de la justicia como imparcialidad dialógica, la feminización del espacio público resulta primordial.